martes, 1 de septiembre de 2015

WIM HOF, EL HOMBRE QUE JAMÁS SIENTE FRÍO



Wim Hof, conocido como el “Hombre de Hielo”, es un holandés con una habilidad bastante peculiar. Nació con un don especial, resistir gélidas temperaturas que llevarían a la hipotermia y la muerte a cualquier otro hombre como tú y yo: desde niño se acostumbró a jugar entre la nieve y el hielo, pero fue recién a sus 20 años cuando se dió cuenta de que tenía algo especial, que lo hacía diferente a los demás:

“Estaba dando una vuelta en el parque con un amigo cuando comencé a fijarme en el hielo. Pensé ¿qué pasaría si voy allí? Estaba realmente atraído por un montículo, así que decidí lanzarme, me despojé de mi ropa y comencé a excavarlo. A los treinta segundos, ya estaba adentro”.

Fue este el momento, en que Hof comenzó a probar sus propios límites que lo llevaron a realizar una maratón en el círculo polar ártico completamente descalzo. Este viaje, que realizó en 1999, lo llevó a recorrer más de 160 kilómetros en toda la región del Polo Norte. En el 2002, vestido únicamente con su traje de baño, se sumergió por debajo del hielo en el Polo Norte y ganó un Record Guinness por el mayor tiempo jamás recorrido bajo el hielo: 80 metros (o casi el largo de dos piscinas olímpicas).

Inmune a la hipotermia

Cuando quedó claro que su cuerpo no desarrollaba hipotermia o congelamiento (las reacciones naturales del cuerpo humano, ante las bajas temperaturas) los científicos comenzaron a interesarse en su caso. Uno de ellos fue el doctor Kem Kamler, autor de “Sobreviviendo los Extremos”, quien acompañó a Hof a un ascenso al monte Everest. Hof subió y bajó de la montaña vestido apenas con sus shorts.


El científico comenzó entonces a analizar el funcionamiento del cuerpo del hombre. En un experimento, Hof se colocó en un pequeño cubículo que los científicos comenzaron entonces a llenar con hielo, hasta que alcanzó el nivel de su barbilla. Todo el tiempo, desde fuera, Kamler monitoreaba los signos vitales del hombre de hielo, que permanecía inmutable en medio del pequeño cubículo.

Normalmente, cuando el cuerpo comienza a perder calor de manera acelerada, los sistemas de emergencia se activan. La sangre se concentra en las regiones más importantes, abandonando las extremidades y arriesgando el congelamiento de los miembros. Si la temperatura baja de los 34 °C el cuerpo ya no puede funcionar bien y sus sistemas comienzan a apagarse… y esto pasa normalmente apenas unos minutos después de ingresar a las aguas heladas.


Pero este no fue el caso de Hof. Tras una hora y 12 minutos entre el hielo, emergió con su piel completamente rosada y sin presentar daño aparente. “No se mueve, no genera calor, no está vestido. Y está sumergido en agua con hielo, que transmite el calor 30 veces más rápido que el aire. Literalmente, succiona la vida”, afirmó Kamler, quien quedó completamente anonadado con los resultados del experimento.


Al final, nadie sabe realmente cómo hace Hof para controlar su temperatura corporal y evitar que se desplome en estas circunstancias. Los análisis que se le han hecho no muestran nada fuera de lo ordinario (además, claro, de sus increíbles habilidades), y se ha llegado incluso a especular que se trataría de un puro control mental sobre su cuerpo...¿Que creen ustedes?

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