martes, 14 de julio de 2015

EL AMOR EXPLICADO CIENTÍFICAMENTE ¿ACASO ES SÓLO BIOQUÍMICA?

                                                 
Sabemos que el amor es el sentimiento con más complejidad y en el influyen muchísimos factores, pero hay uno en especial que los estudiosos informan tiene más incidencia que todos los demás: El factor Bioquímico, éste señala que el amor se puede explicar como una mezcla de instintos básicos derivados del proceso evolutivo, procesos cognitivos y principalmente un cóctel químico de hormonas que genera nuestro cuerpo.

El amor a lo largo de la historia siempre ha sido idealizado, desde poetas o cantantes hasta los artistas en las telenovelas o las historias de amor que nos vende la tv, todos estos nos han hecho pensar que se trata de una fuerza imparable dentro de nosotros, bueno pues ahora abordaremos la parte científica ¿que hay detrás de esa fuerza?
Los principales estudios en esta materia, como los de Stephanie Ortigue (Neuropsicóloga) o Helen Fisher (Antropóloga), demuestran que en el amor, hay tres factores determinantes o etapas que veremos en profundidad:

El impulso sexual,
el amor romántico y
el cariño o los sentimientos de apego profundo.

1) El Impulso Sexual:


Esta es la fase en la que sentimos el impulso de atraer a otras personas y conocerlas. Se inicia en el córtex cingulado anterior con la testosterona y los estrógenos, hormonas que nos aportan lujuria y atracción, es una fase que puede tener una duración de unas semanas a varios meses. Es la etapa en la que nos interesamos por conocer a alguien e intentamos cortejar a esa persona.

Sexo no es lo mismo que amor, aunque puede crearlo:

El impulso sexual no tiene por qué despertar el amor, podemos tener relaciones con personas sin amarlas, aunque nuestro cerebro nos puede jugar una mala pasada, ya que al tener relaciones sexuales generamos a nuestras amigas: la dopamina y la norepirefrina, lo que puede hacer que tener relaciones sexuales con alguien que no consideraríamos como pareja, acabe enamorándonos debido a que el impulso romántico es más fuerte que el sexual químicamente hablando.

¿Por qué nos gustan unas personas y otras no?:

Cuando nos enamoramos, ya solemos tener construido un mapa mental, con circuitos cerebrales que determinarán lo que nos hará enamorarnos de una persona u otra. Los estudios sugieren que suele ser de gente cercana, misteriosa o de la que no conocemos lo suficiente, lo que hace que nos crezca el interés y esa persona nos parezca interesante. Cuando el cerebro se enfrenta a algo nuevo o novedoso, segrega dopamina de la que hablaremos más tarde.

2) El Amor Romántico:


Esta es la etapa en la que empezamos a enamorarnos de alguien, es una etapa que puede durar entre 1 y 3 años, un tiempo mayor al del resto de especies. Nos enfocamos en una persona que despierta en nosotros el siguiente cóctel químico, dejando un poco al lado el componente solo sexual y extendiéndolo hacia un sentimiento de responsabilidad hacia la pareja.

Una vez empezamos a conocer a alguien gracias al impulso sexual, aparece lo que se puede llamar “El colocón del Amante”, el cerebro registra un aumento de la producción de Feniletilamina, lo que conlleva un aumento de actividad en el área vectral-tecmental, la encargada de producir dopamina y un aumento de actividad del núcleo caudado, región primitiva del cerebro de donde emana la pasión. Se puede decir que el Núcleo caudado es el motor del amor romántico y la dopamina su combustible.

dopamina

 La dopamina es una hormona estimulante o neurotransmisor responsable de producir sensación de euforia, cambios de humor, mecanismos de refuerzo en el cerebro que controla la capacidad de desear algo y que da placer.

Al mismo tiempo el cerebro también genera norepirefrina y oxiticina, comenzando un complejo trabajo de los neurotransmisores que nos hace estar enamorados, comportarnos como tal y apenas sentir fatiga alguna frente a esos arrebatos sentimentales. La oxitocina por ejemplo se produce en las relaciones sexuales y contactos íntimos como los besos o masajes. También es la responsable de que tras el orgasmo, se establezca un vínculo emocional más fuerte o que la combinación de la oxitocina con los estrógenos femeninos hagan que la mujer se sienta cariñosa y comunicativa tras el orgasmo y el hombre, en combinación con la testosterona, tenga ganas de descansar o dormir.

Gracias a este cóctel de hormonas, la persona en la que nos fijamos se convierte en el centro de todo, ya que la dopamina nos ayuda a enfocar nuestra atención, motivo por el cual empezamos a ver a esa persona como única.

En esta etapa de amor romántico, también disminuye la producción de serotonina, lo que provoca un pensamiento obsesivo de no poder vivir sin esa persona, convirtiéndolo en algo parecido a una adicción ya que su función es fundamentalmente inhibitoria, afecta al sueño, afecta al estado de ánimo y a las emociones.

El hipotálamo envía a las glándulas de nuestro cuerpo la señal de aumentar la producción de adrenalina y  noradrenalina. En este punto el corazón late más deprisa, sube la presión arterial sistólica o aumentan los glóbulos rojos para aumentar el transporte de oxígeno por la sangre.

El amor es ciego:

Es fácil comprobar con un escáner cerebral de una persona enamorada la expresión de que “el amor es ciego“, ya que el cóctel de hormonas que activan las áreas de recompensa hacen que el resto de las regiones relacionadas con emociones negativas y el pensamiento crítico y racional se encuentrem  en stand by o apagadas.

Mentimos para enamorar:


Debido a que la dopamina se asocia con la motivación y las conductas que nos llevan a esforzarnos por alcanzar un objetivo concreto, llegamos a cambiar nuestros gustos, estilo de vestir y características con tal de tener cosas en común y agradar a la otra persona y conseguir así nuestro objetivo.


El efecto Romeo y Julieta:

Cuando uno está en la fase de Amor Romántico, ni la mayor distancia parece ser un obstáculo y cualquier problema parece superarse con facilidad. Aunque detrás de este efecto, está de nuevo la dopamina, ya que cuando el cerebro detecta obstáculos o adversidades se encarga de aumentar aún más la producción de dopamina, haciendo que parezca que cualquier obstáculo se puede salvar.

El amor es una droga:

Esta expresión se puede fundamentar científicamente, ya que el amor, activa los mismos centros neuronales que el chocolate, la cocaína o el consumo de opiáceos, de ahí que sea adictivo. Al principio basta con un poco, luego necesitamos cada vez más una nueva dosis, que nos calme. Aunque mal controlado, el amor produce ansia, obsesión y dependencia emocional y física. Se trata de esa sensación de no poder vivir sin alguien o necesitar a esa persona para vivir.

Los Celos, las inseguridades y las infidelidades:

Cuando nos enamoramos somo posesivos, analizamos todos los detalles de la otra persona y su comportamiento, y podemos aferrarnos al más mínimo detalle que consideremos falta de atención hacia nosotros para que crezca la inseguridad y termine desembocando en los temidos celos.

Los celos suelen ser diferentes para mujeres y para hombres. En el caso de los hombres, los celos suelen provenir más de un temor a una infidelidad sexual y de tener que criar a los hijos de otro, es decir, de la necesidad biológica y evolutiva de propagar nuestro ADN. Las mujeres en cambio temen la infidelidad emocional o pensar que el hombre la abandone y se quede sola para el cuidado de su descendencia

Es curioso que los humanos seamos monógamos pero a su vez tengamos tendencia a tener muchas relaciones, de hecho, la infidelidad permite desde un punto de vista evolutivo, que las mezclas de genes sean mayores y aumente la variedad en la población.

3) El Cariño y Los sentimientos de Apego Profundo:


La etapa del cariño y los sentimientos de apego profundo puede romper la pareja o durar toda la vida. Todo depende de aprender a distinguir entre el amor romántico y un amor más dilatado en el tiempo donde fluctúan muchos componentes como la convivencia, el conocimiento mutuo, el apego, los afectos, la estabilidad, el equilibrio o la seguridad. Se trata de un amor más compañero, guiado por el matrimonio o los hijos y la responsabilidad que conllevan. Por este motivo puede que una vez la gente se casa o tiene hijos, tardan poco en separarse, porque su cuerpo manda la señal química de que han completado su objetivo.

El amor romántico es desde el punto de vista científico, una enfermedad transitoria y finita, ya que genera un gasto energético muy alto y que no se puede sostener por mucho tiempo, de ahí que pasado un periodo de entre 18 y 36 meses, ese amor romántico desaparezca y se necesite algo más.

Para regular este estado tan energético, el hipotálamo segrega endorfinas, vasoprexina y oxitocina, hormonas responsables de los lazos de cariño o la responsabilidad hacia los hijos y la pareja. Curiosamente estas hormonas recorren la sangre durante el orgasmo, de ahí la sensación de fusión y establecimiento de vínculos, la calma, la unión y la sensación de seguridad que se dan tras el coito con una pareja de larga duración y la insatisfacción que se puede tener posterior al placentero orgasmo en relaciones sexuales sin amor.


Está claro que cuando se empieza a perder el amor romántico, es cuando es más necesario reforzar este tipo de contacto y no evitarlo. Especialmente las mujeres, con las que está demostrado que un abrazo genera oxitocina, y con ella bienestar y calidez, lo cual también les afecta el momento previo y posterior al parto. De hecho se ha podido comprobar que gran parte de las depresiones en ancianos se debe a esta falta de contacto físico. Esta necesidad de los mamíferos se puede comprobar con las mascotas incluso.

Ruptura, rechazo y desamor:

Como ya mencionamos antes, el amor tiene los mismos efectos que las drogas y es una adicción. Al tratarse de una adicción, la cura suele ser la misma que con cualquier adicción como el alcohol, cortar todo contacto con la adicción. Sin duda se trata de la mejor cura para el mar de amores.

Reconquista:

El rechazo y la ruptura nos hace protestar desde el dolor y la ira de la pérdida, generando emociones intensas equiparables a las del amor, ya que curiosamente, las mismas sustancias que nos hicieron enamorarnos, reaparecen para retener a la persona amada, se gana motivación por reconquistar a la persona amada y el cerebro genera más dopamina. Es el último esfuerzo químico de nuestro cuerpo para luchar por el amor hacia una persona y que puede llegar a ser igual de intenso que en el amor romántico.

Del amor al odio hay solo un paso:

Esto explica como cuando alguien nos rechaza, se intensifica el deseo de reconquistarlo, aunque si la otra persona no nos corresponde, podemos pasar del amor más intenso a la ira y el odio. El amor y el odio generan prácticamente las mismas sustancias y reacciones en el cerebro, de ahí que podamos amar a alguien con locura y al mismo tiempo odiarle. Cuando odiamos a alguien concentramos tanto nuestra atención como cuando amamos.


Resignación:

Si la pareja se rompe definitivamente, aparecen la tristeza y la depresión debido al rechazo y a la rendición. El cuerpo humano decide que no puede soportar tal desgaste energético y deja de producir nuestro famoso cóctel, trayendo el abandono de la ira y la resignación a la pérdida. Esta resignación será más o menos dolorosa según nuestro autoanálisis y autoestima.

Vuelta a empezar:

El abandono genera estrés, que al prolongarse, hace que los niveles de dopamina, norepirefrina y serotonina bajen por debajo de lo normal, haciendo que entremos en depresión. Se trata de un mecanismo catártico para poder empezar de cero. Solo el tiempo nos saca de este estado, ya que nuestro cuerpo y mente necesitan recuperarse del tremendo gasto energético que se había vuelto insostenible.

Científica y químicamente, hay una tendencia natural a cambiar de pareja cada 4 años y de no imponer la monogamia. Algunos estudios creen que coincide con el ciclo biológico de las mujeres del tiempo necesario para recuperarse entre tener un niño y otro.


¿Se puede decir que el amor es solo química y nada está en nuestras manos? Prácticamente la química es el factor más potente en el complejo sentimiento del amor, de hecho, desde un punto de vista científico, todos nuestros pensamientos o emociones son productos de reacciones químicas.

Particularmente, el equipo de Matix quiere pensar que una parte del amor no se limita básicamente en química, sino que parte de este queda puramente en nuestras manos, ya sea en forma de esfuerzo, dedicación y de continuar esa lucha de mantener lo que quizás la dopamina empezó.

Creemos que el amor es muy complejo como para reducirlo solo a la química, ya que se puede ver influenciado por factores sociológicos, culturales y muchos más, tenemos el claro ejemplo del amor de una madre hacia su hijo, ya sea suyo biológico o  por crianza, dudamos mucho que ese sentimiento sea pura química ...

Si has conseguido leer el artículo completo, te animo a que repases en tus experiencias cuánto de química hubo los amores de tu vida ...

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